Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones. Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. 1 Timoteo 2:8–10
El orden es muy importante. Una comunidad sin orden es una comunidad en caos. Debe haber orden en la iglesia. En la bondad amorosa de Dios, Él busca orden entre Sus hijos en la adoración.
En este pasaje, vemos a Pablo instando a los hombres a orar con las manos levantadas y el corazón arreglado. Como cabezas de familia, los hombres deben ser ejemplares en su vida de oración. Sus oraciones no deben caracterizarse por la ira o la división sino por el amor y la unidad. La cuestión no es tanto la postura de las manos sino la posición del corazón. Hombres, dejen que sus oraciones modelen una relación correcta con Dios. Pablo también explica cómo deben adornarse las mujeres piadosas. Su vestimenta debe ser respetable y modesta. Su vestimenta y adornos no deben privar a la iglesia de su enfoque; Las mujeres vestidas con ropa llamativa, decoradas con joyas y maquillaje ostentosos, restarán valor al objetivo de la iglesia de adorar a Dios. Pero la belleza interna y las buenas obras de las mujeres piadosas ayudan mucho a darle gloria.
Hombres piadosos de oración que buscan la paz y la unidad traen orden a nuestras iglesias; mujeres modestas y de buenas obras ayudan a mantenerlo. Recordemos que Dios no comparte su gloria con nadie. Él debe ser el centro de nuestra atención y de nuestra adoración. Nunca permitamos que las peleas, la desunión o la inmodestia ocupen un lugar central en nuestras iglesias. Hagamos todo para la gloria de Dios mientras adoramos de manera ordenada.