Antiguo Testamento es la Palabra de Dios

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Introducción

El Antiguo Testamento se ha convertido en un blanco de ataque de aquellos que niegan la suficiencia de las Escrituras, el poder que emana de él es lo suficiente como para defenderse a sí mismo, pero hay ciertos elementos que ayudan al lector a confiar en su inspiración. Es necesario que se aborden ciertas evidencias que respaldan al Antiguo Testamento como fuente confiable de la palabra de Dios, tales como el testimonio de Jesús y los apóstoles, los escritos del Nuevo Testamento y la historicidad de los personajes de estos escritos.

Para entender el impacto del Antiguo Testamento en la teología de Jesucristo se mostrará el uso y las definiciones que le dieron a los profetas de la antigüedad. Se abordarán principios teológicos que corresponden a las Escrituras para dar herramientas a quienes inician en su proceso de defensa de las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento.

El testimonio bíblico de su autoridad

Por mucho que se ha intentado Dios está comprometido a preservar su palabra, ha habido en la historia muchos hombres que quisieron destruir todo rastro de la Palabra de Dios como Antíoco Epífanes (c. 167 a. de J. C.), en Roma se quemaron muchos textos y otros que han tratado de introducir el error para restarle autoridad.[1]

Los judíos hicieron un trabajo enorme al preservar y cuidar los rollos que llegaron a manos de ellos, cuando encontraron textos rápidamente los leían y los preservaron (Neh 8:3), además trataban de transmitirlos a las generaciones nuevas para que no fueran olvidados (Malaquías 4:4). De manera que la preservación ha ayudado a entender cuan autoritativos fueron estos textos para todas las generaciones, desde Moisés hasta la actualidad.

La preservación solo es una, en este pasaje se describe la palabra griega (θεόπνευστος), inspirado por Dios (Theos, Dios; pneo, respirar).[2] La palabra de Dios fue transmitida por medio de los profetas de la antigüedad, pero el mismo Señor las estaba exhalando para que los receptores originales tuviesen la plena confianza en ellos y que estaban recibiendo las palabras de Dios.

La inspiración

El término inspiración surge de 2 Timoteo 3:16 donde se lee “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”,[3]

En el antiguo testamento es claramente visible la obra de Dios entregando su mensaje al pueblo mediante Moisés (Éx. 24:12), por lo cual todo el pueblo tenía plena certeza de que estaba recibiendo la voluntad divina por medio de mandamientos, los cuales fueron transmitidos de generación en generación.

La inspiración a los profetas fue verbal, esto quiere decir que lo que las escrituras contienen es las palabras dadas por Dios.[4] Aunque hubo otras maneras de revelarse como visiones o por medio de oráculos, esto no quiere decir que ha sido invención humana, siempre fue el mismo Dios quien guio mediante su santo Espíritu a los profetas para que hablasen lo que Él había dicho. El testimonio de los mismos profetas ratifica la inspiración (1º Reyes 22:14–17, Jeremías 25:1–13; 36, Zac. 7:12; 2 Ti. 3:14–17; 2 P. 1:20–21) de manera que ellos mismos eran conscientes y daban testimonio de la inspiración.

El testimonio bíblico de su autoridad

El nuevo testamento está plagado de evidencias que corroboran la autenticidad y la autoridad del Antiguo Testamento, el ministerio de Jesús, las profecías y las enseñanzas cumplidas en Él, los apóstoles también basaron sus enseñanzas en los escritos de los profetas. Por todo lo anterior es bueno revisar el testimonio que dieron los escritores del Nuevo Testamento acerca de la veracidad  del antiguo Testamento.

La Escritura es la única revelación inspirada por Dios, [5] es obra divina, ningún otro libro es tan antiguo y a la vez tan preservado como lo es la Biblia, los textos de los profetas y escritores del Antiguo Testamento dan evidencia que Dios les dijo que guardaran y escribieran sus palabras (Éxodo 17:14, 34:27), también dio mensajes directos a los profetas en rollos (Ezequiel 2:10–3:5), estos mensajes fueron expuestos y preservados por Jehová mismo, esto les confiere la autoridad.

El testimonio de Jesucristo

El ministerio de Jesucristo estuvo lleno de la palabra de Dios, constantemente estaba citando las escrituras como autoridad y las aplicaba a los oyentes, de manera que cualquiera que escuchara sus enseñanzas podía estar de acuerdo con la fuente de su autoridad. También citó el antiguo testamento cuando era tentado, dándole autoridad a los escritos (Mt. 4:1–11; Lc. 4:1–13).

Jesús apeló a las escrituras cuando tuvo que resolver conflictos de la fe, cuando fue interpelado por el asunto del divorcio, citó Génesis 2:23–24 y Deuteronomio 24:1–4, además juzgó a Israel y su pecado conforme a las escrituras (Is. 56:7; Jer. 7:11). [6] Cristo mismo dijo que Él venía a cumplir la ley (Mt. 5:17), además enseñaba a través del antiguo testamento acerca de ministerio y su resurrección (Lc. 24:26-27, 44-47)

Jesús también afirmó que lo que está escrito en el Antiguo Testamento fueron eventos históricos desde la creación, los profetas, temas tan cruciales como el divorcio, dio testimonio de la existencia de Abel y los profetas, citó a personajes del Antiguo testamento como lugares emblemáticos. Todo el ministerio de Jesús estuvo plagado de datos históricos que muestran la veracidad y la historicidad del Antiguo Testamento, cada vez que hablaba daba cátedra de la ley y los profetas.

Negar la autoridad del Antiguo Testamento equivale a negar la autoridad de las enseñanzas de Jesucristo, ya que estas estaban ligadas, nunca el Señor invalidó la ley o la menospreció, Él mismo fue el cumplimiento de las promesas dadas a los patriarcas y a los profetas del antiguo pacto.

El testimonio de los autores del Nuevo Testamento

Los escritores del Nuevo Testamento estaban basados en el mensaje de los profetas y de los escritores del Antiguo Testamento, esto evidencia la autoridad y las influencia que tuvo en el principio de la iglesia. Cuando Pablo dijo que toda la Escritura fue inspirada se refería al Antiguo Testamento y en varias ocasiones se encuentran citas directas de estos escritos.

Los escritores del Nuevo testamento citaron pasajes tales como Éxodo 9:16 (ver Romanos 9:17), para afirmar las enseñanzas de las doctrinas, luego encontramos citas directas 1 Ti. 5:18 (ver Dt. 25:4). A todo esto, se puede añadir todo el libro de Hebreos que tiene citas directas e históricas de los sacrificios hechos en el antiguo Pacto, además de dar testimonio histórico de los personajes (ver cap. 11), Pedro citó y dio testimonio de Noé, Lot, Sodoma y Gomorra, Balaam (2 Pedro 2).

Hay eventos históricos del Antiguo Testamento que fueron defendidos expuestos por los autores del Nuevo, por ejemplo el éxodo y la disciplina de Dios a su pueblo (1 Cor 10), la corrupción de Sodoma y Gomorra, la lucha que tuvo el Arcángel Miguel contra Satanás, la rebelión de Caín y Coré (Judas 7-11)

Conclusión

La autoridad del Antiguo Testamento encuentra su fuente en su cumplimiento profético, todo lo que dijo se cumplió, en el uso que el mismo Jesús le dio. La iglesia no le dio esa autoridad, solo la reconoció, de manera que cuando se habla del canon del Antiguo Testamento y su autoridad no depende de los hombres, ni aun de la iglesia, dependió siempre del carácter divino que representa.

La iglesia ha aceptado el Antiguo Testamento como palabra de Dios y le ha dado un lugar especial de manera que los apóstoles y los escritores del Nuevo Testamento sentaron las bases de la iglesia en las enseñanzas y los principios del antiguo Pacto, siendo Jesús el cumplimiento pleno y el intérprete máximo, todas las aplicaciones y las enseñanzas del Nuevo Testamento están inspiradas por el mismo Dios y en concordancia de manera que ambos Testamentos apuntan al mismo Señor y salvador.

Cabe recalcar que, aunque existen evidencias históricas y razones para entender la autoridad de estos textos, siempre habrá quien los niegue, en el fondo creer en la autoridad de las Escrituras también es una cuestión de fe, ya que la Biblia es la que da testimonio de sí misma. Pero es responsabilidad de cada estudioso buscar las evidencia para presentar defensa de la fe, los temas abordados en este texto solo son una pequeña muestra del universo de evidencias que apoyan al Antiguo Testamento como fuente confiable de la palabra de Dios y es responsabilidad de cada estudioso investigarlas.


[1] Clyde T. Francisco y Juan Lacue, Introduccion al Antiguo Testamento (El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones, 1999), 20.

[2] W.E. Vine, Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (Nashville: Editorial Caribe, 1999).

[3] Nueva Biblia de las Américas (La Habra: The Lockman Foundation, 2005), 2 Ti 3:16.

[4] Philip Wesley Comfort y Rafael Alberto Serrano, El Origen de la Biblia (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2008), 31.

[5] Peter Jensen, La revelación de Dios, ed. Gerald Bray, trad. Daniel Menezo, 1a Edición, Biblioteca José M. Martínez (Barcelona: Publicaciones Andamio, 2008), 191.

[6] John MacArthur y Richard Mayhue, Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica, trad. Loida Viegas Fernández y Juan Terranova (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2018), 91.