Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad; a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. 2 P 1:5–7.
Para crecer en la santidad del Señor, hay que poner la fe como fundamento, como si estuviésemos construyendo; los cimientos son la fe que viene por Cristo, la que salva, la que da vida eterna (EF2:8). Hoy estaremos centrados en el quinto piso llamado piedad.
La piedad se puede traducir como reverencia a Dios. El término denota el culto al verdadero Dios. En cuanto al culto al Dios verdadero como centro de la piedad, hay varias cosas que añadir. En primera instancia, no tiene que ver con un lugar, o con una iglesia; es una cuestión del corazón. Las personas confunden dar culto a Dios con congregarse o ir a donde le lo rinden; son cosas diferentes. Si el corazón no está inclinado a honrar a Dios, no importa qué tan santo sea el lugar donde esté; ese culto personal no es agradable a Dios (Jn 4:23-24).
El que posee la piedad y la practica, entonces llevará culto agradable a Dios; por lo tanto, la piedad también es una vida de entrega y de culto agradable al Señor (1 Ti. 3:16; Tit. 1:1). Los verdaderos adoradores buscan reunirse con otros adoradores para dar gloria a Dios; el religioso desea un lugar donde rendir culto un día a la semana.
Por último, la piedad es provechosa para la eternidad; la Biblia enseña que la piedad que practicamos en la tierra tendrá repercusión en la eternidad, aprovechará porque tiene promesas eternas. Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura. 1 Ti 4:8.
Los piadosos aman a Dios, su santidad y además anhelan parecerse a Cristo; se preparan para ser transformados a su imagen (Col 3:4). Esta piedad de la que hablamos nos debe llevar a ejecutar todos nuestros planes con reverencia a Dios, temor a su Nombre y gozo en la vida mientras esperamos su manifestación gloriosa. Manifestación gloriosa. Los piadosos pueden soportar los embates de la vida porque anhelan algo mejor que esta vida terrenal.
En este camino hacia la santidad, el cristiano debe tener una fe sólida y vivir en completa adoración verdadera. Quien quiera agradar a Dios debe hacerlo con todo su ser para que sea completamente aprobado. La vida de una persona que no dé gloria a Dios es reflejo de su fin, que será la muerte eterna. Si es muy cansado adorar a Dios unos pocos días en la tierra, poco parecerá agradable la eternidad de adoración que espera a los creyentes. Pero si hay gozo en la adoración diaria, habrá gozo en la eternidad con el Salvador.
