Creciendo en la vida piadosa prt 7

People crossing a busy city street with skyscrapers.

Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. 2 P 1:5–7. 

Para crecer en la santidad del Señor, hay que poner la fe como fundamento, como si estuviésemos construyendo. Los cimientos son la fe que viene por Cristo, la que salva, la que da vida eterna (EF2:8). Estar puesto sobre la base de la salvación es lo más importante, pero para alcanzar una vida en comunión con Dios hay que trabajar arduamente en la fraternidad.

Hasta ahora Pedro solo ha tratado aspectos que tienen que ver con Dios, virtud, conocimiento, dominio propio, perseverancia y piedad, pero el amor fraternal es algo que tiene que ver más con las personas que nos rodean, con los demás creyentes en Cristo. En nuestro edificio que busca glorificar a Dios, hay que añadir una oficina de fraternidad.

Curiosamente, se manda a la fraternidad; el individualismo es un conflicto serio en las generaciones, en todos los tiempos, pero la iglesia debe ser fraternal; esto es un trabajo que requiere dedicación y misericordia. Los creyentes deben aprender a ser hospedadores de sus propios hermanos y huéspedes a la vez. La comunión con los cristianos es fundamental en un mundo donde el impío nos rodea.

Hay que dedicarse a servir a los santos, esto es en todo tiempo. El tiempo de Iglesia es muy corto para determinar las necesidades del pueblo de Dios y cómo ayudarle. La iglesia debe ser más que un lugar de encuentro semanal; debemos mantenernos en contacto con los creyentes. 

Hay una tarea, la cual es servir a los santos y desarrollar la fraternidad. Si no queremos tener comunión con los cristianos en la tierra, no tiene sentido que vayamos a querer estar con ellos por la eternidad. Tampoco tiene sentido decir que se ama a Dios y no al hermano.

Porque Dios no es injusto como para olvidarse de la obra de ustedes y del amor que han mostrado hacia Su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos. He 6:10. 

La fraternidad es un ejercicio de humildad, ya que depende de cada creyente el despojarse de sus comodidades para amar a los demás (Ro 13:8–10).  Muestra el carácter de Cristo en la iglesia porque pone a los demás en una posición de superioridad, de manera que el fraterno es quien está dispuesto a ponerse al servicio de los demás como la Biblia manda.

Ser fraterno no es fácil, es una cuestión espiritual que solo Dios puede desarrollar en los corazones de los creyentes y solo se puede mostrar en la comunión de los santos.