Cuando era niño de cuatro o cinco años me llevaron a un acto donde iba a llegar el presidente de la República, en verdad lo vi muy de cerca, estaba ahí con nosotros. En la tarde yo ya estaba con mis hermanitos jugando y saltando, estaba tranquilo porque sabía que estaba bajo el techo de mis padres, ellos cuidaban de mí, independientemente quien gobernara.
Cada vez que hay elecciones en Estados Unidos o en nuestros países debemos volver al techo de nuestro Padre celestial, cuando el pueblo de Dios pone sus ojos en Él, juicio viene contra las naciones (Zac 9:1-6) y Él libra a su pueblo de ellos (v8). El plan eterno de Dios está llevándose a cabo por medio de los reyes y gobernantes, no es otra cosa, cada cambio de presidente nos lamentamos y nos alegramos olvidándonos que es el plan eterno de Dios el que surge más allá de nuestros votos.
Dios quita y pone reyes (Da 2:21) «Porque del Señor es el reino, Y Él gobierna las naciones» (Sal 22:28). Estén tranquilos los corazones de los que confían en Jehová porque su eterno poder está al control de las naciones y no permitirá que su Nombre sea borrado, ni su testimonio sea quitado de la tierra. En la tierra ha habido tiempos de oscurantismo y Dios ha prevalecido, en el día de juicio es Él quien llamará a cuentas.
Dios es el único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores (1 Ti 6:15). Cuando Dios destruye las naciones y hace asolamiento, destruye las naciones y los pueblos es cuando los creyentes deben estar quietos para conocerlo, para encontrarse con Él y exaltarlo para poder decir «Nuestro baluarte es el Dios de Jacob» (Sal 46:10-11)
Por lo demás el mismo Cristo enseñó la necesidad de estar sujetos a los gobernantes (Mt 22:21), manda a que nos sometamos a las autoridades. En Romanos 13:1-7, la autoridad se las ha dado el mismo Dios y sus puestos no se lo dieron los votantes, se los ha dado Él, no hay que rebelarse contra ellos porque fueron puestos por el Señor para que juzguen porque están a Su servicio para el bien de las personas. Por ello hay que pagar tributos, someterse.
Por otro lado no debemos caer en el fatalismo y dejar de ejercer el sufragio sabiamente, Dios ha dispuesto eso para algunos creyentes, hay que hacerlo con conciencia cristiana, pero no son nuestros votos los que ponen o quitan reyes, es el poder del Todo Poderoso el que gobierna las naciones (1 Pe 2:13-14) el creyente que se somete a Dios se somete a las autoridades (1 Tim 2:1-3).
Hay que volver a poner la mirada en Cristo, Él nos gobierna en verdad, independientemente quien esté en el trono terrenal, es nuestro Dios y juzga con justicia las naciones. Hay que confiar en el que cuida de nosotros y quitar la mirada de las cosas terrenales (Col 3:1), la paz no la traen los gobernantes, la trae Cristo, vivamos tranquilos y reposadamente para conocerlo y adorarlo como Dios.