Hermanos, tomen como ejemplo de paciencia y aflicción a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. Miren que tenemos por bienaventurados a los que sufrieron. Han oído de la paciencia de Job, y han visto el resultado del proceder del Señor, que el Señor es muy compasivo y misericordioso. Stg 5:10-11.
Cuando las pruebas tocan nuestras puertas y se quedan con nosotros por largo tiempo, la queja también empieza a manifestarse; las quejas atentan contra nosotros mismos porque nos quitan la mirada de Dios y de su gracia para ponerla en nuestras circunstancias, pero si Él no estuviese, siempre serían miserables. Santiago nos ha dado muchas formas de vencer las aflicciones, nos ha dicho cuál debe ser nuestro carácter en medio de ellas, cómo ver a nuestros hermanos y cómo lidiar con nuestra fe puesta en Cristo; ahora nos dice que veamos ejemplos de aquellos que vencieron la tentación.
Los profetas a los que hace referencia Santiago son los del Antiguo Testamento; todos estos voceros de Dios fueron menospreciados y asesinados por su propio pueblo; ellos llevaban mensaje de salvación a la nación de Israel y ahí encontraron la muerte. Jesús denunció este mal del pueblo (Mt. 23:31). Entre ellos están Elías (1 R. 18:17; 21:20), Jeremías (Jer. 18:18), Juan el Bautista (Mt. 14:10) y la larga lista de Hebreos 11.
A todos los que han sufrido los tenemos como sabios, dichosos, porque soportaron las pruebas; la bendición de Dios siempre ha estado con los que saben soportar pacientemente las pruebas. La misma Biblia pone como ejemplo a Job. Al final, lo que resultó para Job fue gran bonanza de parte de Dios, pero sobre todo un entendimiento claro y profundo que le fue dado para que conociera al Señor.
Santiago nos dice que nosotros también podemos tener la misma fe que ellos, porque Dios no cambia; si seguimos el ejemplo de esos hermanos y esperamos en Él, veremos su compasión y su misericordia destilar hacia nosotros en medio de las pruebas. El Señor tiene esa enorme capacidad de compasión que aún no hemos experimentado y su compasión nos puede llevar confiados hacia el trono de la gracia a echar nuestras cargas sobre Él (1 P. 5:7; Fil. 4:6).
En el contexto, cada uno de los creyentes que es probado y está en tribulación debe esperar pacientemente porque la venida del Señor está cerca y con Él su galardón que está guardado para todos los que lo aman y aman su venida. Hermanos, ciertamente parece que las pruebas nunca cesan; no salimos de una para entrar en otra. Quizá esto pueda llegar a desanimarnos; hagamos caso a Dios y pongamos nuestra mente y corazón en su pronta venida, en la manifestación de nuestra redención. Esperemos y soportemos con paciencia para que alcancemos a ver sus misericordias y compasión en los días más oscuros. Por más árida que fue la travesía por el desierto, nunca faltó pan y agua para los hijos de Dios; por más árida que se ponga nuestra situación, nunca faltarán las misericordias de nuestro Señor Sal. 55:22.