El juicio contra los transgresores.

a wooden judge's hammer on top of a table

Si en verdad ustedes cumplen la ley real conforme a la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», bien hacen. Pero si muestran favoritismo, cometen pecado y son hallados culpables por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos. Pues el que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No mates». Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley. Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio. Stg 2:8–13.

Las escrituras muestran lo grave del pecado del favoritismo; el que lo comete es culpable porque no cumple la ley de Dios, está quebrantándola, es transgresor. La Biblia nos pone un ejemplo claro para que entendamos lo que quiere enseñarnos: nadie puede decir que guarda la ley de Dios por no cometer adulterio cuando ha matado a alguien; es culpable de infringir la ley de Dios y merece castigo. De la misma manera, el que dice que ama al prójimo y tiene favoritismos.

La ley fue resumida en dos: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» y «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:37–40). El cumplimiento de la ley es el amor, a Dios en primer lugar y al prójimo. El que es nacido de Dios ama a su prójimo (1 Jn. 4:7); nadie puede decir que ama al Señor, pero aborrece o desprecia al hermano (1 Jn 4:20); él tal es mentiroso.

Ahora los cristianos deben considerar lo grave del juicio divino, la ira de Dios que va a venir; el Señor traerá a la luz el juicio. Algunos serán juzgados en la ley de la libertad, es decir, por el poder del evangelio. Los cristianos que cometen este pecado, Él pagará a cada uno conforme a sus obras (Ro. 2:6–11). Las personas que dicen ser cristianos deben, por amor al evangelio y a la libertad que tienen, librarse de este pecado. Ahora los creyentes que cometen este pecado serán juzgados por Dios, pero al final su vida está guardada en Cristo.

Pero los incrédulos, los que no muestran misericordia para el prójimo, los que desprecian al necesitado porque no viste de gala, los que dicen ser creyentes, pero les interesa más la sociedad, las riquezas y por ello apartan a los que no pertenecen a sus estatus, esos recibirán juicio sin misericordia. Solo los que han recibido y visto la misericordia de Dios pueden mostrar a otros misericordia. Hermanos, no pequemos contra Dios menospreciando a otros creyentes; antes bien, seamos compasivos y amorosos los unos con los otros.