Jesucristo el Justo. Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. 1 Jn 2:1–2.
Cuando un creyente peca y confiesa su pecado a Dios, puede tener paz porque Jesús es el que lo limpia de pecado. Cristo es intercesor, ayudador del pecador, penitente y además es propiciación. Cuando la Biblia dice que Jesús es propiciación, lo que quiere decir es que es el medio por el cual el pecado es cubierto y consignado, de manera que los que están en Cristo ya no deben tener culpa sobre sus hombros, ya fue quitada porque fue puesto en la Cruz para que Él pagara por ellos (Ro. 5:8).
La verdadera confianza del creyente es esta: a pesar de que la lucha contra el pecado está siempre ahí y ahora que conoce el concepto de la santidad, quiere ser santo para Dios, pero no lo puede alcanzar, sus pecados son perdonados en Cristo las veces que falle. Esto no es una licencia para pecar deliberadamente, más bien debe servir para que continúe en su peregrinación hacia la santidad, sabiendo que Cristo ya pagó por sus pecados cuando cometa alguno.
Otra verdad que Juan dice es que Jesús es perdonador de los pecados de los creyentes de todo el mundo. En cualquier parte del mundo donde se halle un creyente, ahí hay gracia y perdón de pecados. Los receptores de esta epístola debían entender que esa misma gracia que ellos recibieron la estaban recibiendo creyentes de todo el mundo. Así que ellos solo eran una pequeña muestra de la gracia perdonadora de Cristo (Ro. 3:24–26).
Gracias sean dadas a Dios por este regalo de perdón continuo. Si el perdón no estuviera asegurado en la cruz del calvario, no habría ni una persona en el cielo, todos estaríamos condenados para siempre y la sangre de Cristo no tendría valor. Pero ahora nos limpia de toda maldad, haciendo para siempre perfectos a los santificados (He 10:12–14)
Según el Derecho Romano, nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo crimen, así que una vez la condena de alguno fue ejecutada, nunca más deberá rendir cuentas por ese crimen. La ventaja que tiene el creyente delante de Dios y la confianza que debe tener es que cualquiera que sea su falta ya fue expiada en la Cruz del calvario; por lo tanto, cualquiera que sea su pecado es perdonado por Dios y su salvación está asegurada por Cristo. No hay más condenación para los creyentes en Cristo Jesús, esto debe animarnos a la santidad y buenas obras para darle gloria a Él y dar testimonio de su salvación perfecta.