Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que sean considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad están sufriendo. 2 Tes 1:5.
La iglesia en Tesalónica estaba pasando muchas tribulaciones y el Apóstol Pablo les dice estas palabras que parecen no tener mucho sentido, cómo es que el sufrimiento hace más o menos digno a alguien del reino de los cielos; en realidad no es eso lo que este pasaje refleja. El impío ve el dolor sin sentido, sin esperanza, pero el creyente tiene una actitud digna del evangelio.
Sin lugar a dudas, la iglesia de Tesalónica es de las más ejemplares del Nuevo Testamento: teocéntrica, evangelista, que envía ofrendas, pero llena de tribulaciones, cualquiera pensaría que esto es irónico, pero no lo es. Cada vez que la iglesia se santifica, su santidad es probada para que no sea superficial, sino que su testimonio sea llevado hasta lo más extenso posible. Los incrédulos hablaban de esta iglesia, los apóstoles ya no necesitaban predicar cerca de las ciudades; ya el evangelio se había extendido.
¿Por qué entonces sufrían tanto? Existen dos posibles razones: la disciplina de Dios a fin de perfeccionarlos como hijos (He. 12:7–10), es decir, el Señor estaba quitando las pocas o muchas impurezas de esta iglesia para que su testimonio fuese puro y no hipócrita y de esta manera vivieran en medio del temor del Señor cada día una fe más pura. Otra razón sería probar su fe; no es que el martirio sea necesario para alcanzar la salvación; esta solo viene por gracia, por Cristo, sino que la tribulación demostrará el andar digno del evangelio (1 Ts. 2:12; 1 P. 5:10). Es fácil mantener una fe sólida en medio de la bonanza, pero en medio de la tribulación será probada.
Por último, se puede añadir que padecer por Cristo ayuda a los creyentes en su andar diario, fortalece la fe; los sufrimientos en el creyente demuestran quién los acompaña, de quién son hijos y hacia dónde van. Los apóstoles se alegraban de padecer a causa del evangelio (Col. 1:24). Así que si estamos padeciendo y no es por el evangelio, debemos tener gozo y esperanza en Cristo, y si estamos padeciendo por el evangelio, debemos tener gozo y esperanza en Cristo. Aun en la forma de llevar los dolores, los cristianos dan testimonio de creer en Dios. Esta es la razón de nuestras tribulaciones, para que demos testimonio de que somos salvos, a nosotros mismos, al fortalecer nuestra fe y a los impíos que nos ven, que ven la gloria de la esperanza que tenemos en Dios, manifestada en pecadores regenerados.