La Iglesia siempre ha estado bajo ataque de Satanás, los pecados y las tentaciones que la sociedad quiere introducir entre los creyentes. Al estudiar las características que tenían las siete iglesias de Asia Menor, se pueden encontrar en ellas elogios y reprehensiones de parte del Señor. Pero es importante para los estudiantes de las Escrituras que, cuando se acerquen a estos textos, lo hagan con los ojos abiertos, ya que puede ser que las mismas circunstancias que rodearon a estas iglesias estén rodeando a las congregaciones del siglo XXI.
El estudio minucioso de cada una de estas iglesias demuestra que los pecados no son diferentes, las tentaciones son las mismas en todas las épocas y los enemigos que se han levantado contra el Señor siguen luchando para que la Iglesia caiga. No es posible estudiar estas congregaciones sin encontrar cierta similitud con las congregaciones de la actualidad. Este texto proporcionará una síntesis de los aspectos positivos que obtuvieron de Dios aprobación y de los pecados que perpetraron, por los cuales fueron severamente reprendidas. No es un estudio exhaustivo, sino un resumen para que el estudioso pueda encontrar en él las similitudes necesarias para que evite los errores y pecados de estas iglesias y a la vez pueda imitar las cosas positivas que a Dios le agradan.
Elogios que deben animar a las iglesias a seguir el ejemplo de los cristianos fieles
Hay cinco iglesias que recibieron de parte de Dios elogios. Si de Dios recibieron alabanza, es necesario que los creyentes y estudiosos de las Escrituras estudien e imiten cada una de estas características en sus iglesias, ya que las mismas actitudes deben estar presentes en las congregaciones de la actualidad. La importancia de los elogios que reciben estas iglesias radica en que es el mismo Cristo quien los exalta; si la iglesia quiere exaltarlo, debe pensar en las cosas que a Él le agradan y en las actitudes que Él exalta, y aquí se encuentran algunas que son dignas de estudiar a fin de llevarlas a la práctica en la sociedad actual.
Los elogios a Éfeso
Sin lugar a duda, el ejemplo del trabajo arduo de esta iglesia no tiene comparación; Dios los elogia por estar trabajando hasta la fatiga. En Éfeso los creyentes sufrían, pero perseveraban mientras llevaban las cargas; no dejaron de trabajar, siguieron por amor del nombre del Señor Jesús.[1] Parte de las obras que son dignas de imitar de esta congregación es que tenía la capacidad de reconocer a los malos y apartarse de ellos, una capacidad extraordinaria para probar a los falsos apóstoles y desechar a los falsos. Dentro de los halagos que Dios les da, está que aborrecen las obras de los nicolaítas. Según Ireneo, eran seguidores del gnosticismo de Cirene del siglo II d.C. Eusebio, en su libro Historia Eclesiástica 3:29:1, dice que había similitudes entre los nicolaítas y los seguidores de Balaam. Motivaban a los creyentes a participar en la adoración y prácticas paganas que involucraban rituales sexuales.[2]
Estas características de los creyentes en Éfeso los hacen dignos de imitar, su arduo trabajo y su preocupación por apartarse de los falsos maestros y los que traen deshonra a Dios con sus prácticas. La Iglesia moderna también debería estar preocupada por estos aspectos, trabajar y sufrir si es necesario por el nombre de Cristo y luchar contra los que usan su Nombre en vano para enriquecerse o para prostituir el evangelio con prácticas paganas.
Los elogios a Esmirna
En el caso de Esmirna sobresale su pobreza en medio de la ciudad rica; todo ello conduciría a maltrato; en esto consiste en gran parte su tribulación. Los judíos perseguían a la iglesia porque se oponían al Mesías. Los creyentes seguirán siendo probados por Satanás porque Dios se lo permitirá; para ser probados, lo que es tentación por parte del diablo, es prueba por parte de Dios. Aunque Dios les advierte de esta persecución, les pide fidelidad hasta la muerte.[3]
La fidelidad con la que es reconocida esta iglesia debe animar a los creyentes que son ultrajados por los ricos de este mundo y que se oponen al Evangelio. Los enemigos de la cruz existirán por siempre, pero los creyentes son llamados a prevalecer firmes por el nombre de Cristo. No importa la condición económica, la situación social, los enemigos que se levanten, porque Cristo ahí está para guardar a su pueblo.
Los elogios a Pérgamo
Pérgamo es una sociedad asediada por Satanás a través de las presiones de la sociedad no cristiana. Las dificultades se han aumentado hasta el punto de que hay en medio de la iglesia testimonio de mártires como Antipas, quien es considerado un fiel siervo. [4] Lo que esta congregación tiene para decir a las comunidades cristianas es que, en medio de la persecución, se puede dar testimonio de Cristo, aun hasta la muerte. La persecución nunca acabará; irá apareciendo en diferentes lugares y épocas, pero el testimonio de Cristo debe prevalecer.
Los elogios a Tiatira
La iglesia de Tiatira es señalada por sus obras que, a diferencia de Éfeso, estaban acompañadas de amor, lo que la hace un ejemplo digno en el servicio a Dios. Esta iglesia tiene un sano equilibrio entre trabajar y amar a Dios. Esta iglesia tiene corazón de siervo, lleno de fe y de servicio a los demás, paciencia y constancia en el trabajo. Estas marcas deben estar presentes en todas las iglesias de Cristo: fidelidad, amor y constancia en el trabajo.[5]
Los elogios a Filadelfia
Esta iglesia es reconocida por su poca fuerza, seguramente por ser una iglesia pequeña en tamaño y poco influyente. A pesar de sus debilidades, no sucumbió ante las presiones de la sociedad y decidió obedecer la Palabra, manteniéndose fiel al Señor y no negó su Nombre. Esta postura firme de los creyentes aumentó la persecución de los judíos conocidos como «sinagoga de Satanás». Sostener la verdad del evangelio es algo digno de imitar; la persecución no es una razón aceptable para negar a Cristo y su evangelio.[6]
Vistos los elogios, cada creyente debería hacer una revisión, ya que el mismo Dios que vigiló las actitudes de las iglesias en Asia Menor es el que ve las iglesias en todo el mundo y está comprometido en revisarlas y juzgarlas con justicia. Buscar la gloria de Dios en medio de la congregación, a pesar de las circunstancias que pueden rodear a los creyentes, debe ser la prioridad; no hay excusas para no honrar al Señor y predicar su evangelio a la humanidad perdida. Quienes quieran traer gloria al nombre de Cristo, en estas cinco congregaciones pueden encontrar las herramientas necesarias para hacerlo.
Advertencias que deben animar a las iglesias a abandonar el pecado
Los pecados y faltas que se presentarán a continuación muestran la decadencia de las iglesias de Asia menor; a pesar de su estado, el Señor las llama al arrepentimiento. Se deben observar los aspectos pecaminosos de estas para cuidar las congregaciones de la actualidad; puede ser que al estudiar los pecados de ellas sea notorio que las iglesias modernas no están tan distantes de caer en las mismas faltas.
La advertencia a Éfeso
A Dios le importan las intenciones que tiene su pueblo al trabajar; una ardua labor sin amor es indeseable y condenable. A pesar de hacer bien al confrontar a los falsos maestros, no tener un amor genuino por Dios es un pecado que es inaceptable. Con respecto a los diez mandamientos, Dios es primero y luego los suyos, y lo mismo hay que decir con respecto al trabajo; debe surgir del amor genuino a Él. Ya el amor genuino y el entusiasmo por Cristo y el evangelio se habían perdido; guardar el testimonio y la doctrina no fue suficiente para Dios. Debe haber un amor y una entrega total en el quehacer de la iglesia centrado en el Señor, su evangelio y su gloria; de lo contrario, se está cometiendo el mismo pecado, un arduo trabajo sin el foco en la gloria del Salvador. [7]
El trabajo que agrada a Dios es aquel que es impulsado por el amor a Cristo, centrado en el evangelio y expandido hacia afuera. Como resultado de ello, se podrá defender la doctrina y alejar a los falsos maestros. Cada creyente debe estar seguro de tener las prioridades en el orden adecuado; trabajar duro es loable, pero lo más importante es amar a Dios con todo el corazón, el ser y la mente (Mt. 22:37–40) y desde ahí impulsar el trabajo en la obra.
La advertencia a Pérgamo
El pecado de esta iglesia es que toleraba falsas doctrinas; seguían la doctrina de Balaam y la de los nicolaítas. Balaam incitaba a los israelitas a la inmoralidad y la idolatría; este pecado se reflejaba en algunos miembros de la iglesia que creían que podían participar en prácticas paganas y seguir a Cristo al mismo tiempo; en Pérgamo persistían en esta mezcla. La doctrina de los nicolaítas promovía la inmoralidad; se asociaba con Nicolás, uno de los primeros diáconos. Aunque la mayoría de los creyentes en Pérgamo se mantenían firmes en su fe, la tolerancia hacia estos grupos heréticos los hacía cómplices de sus errores. La falta de disciplina en la iglesia, porque no confrontaban a los que se desviaban, era un grave problema. El reproche de Cristo a la iglesia en Pérgamo se centraba en su falta de acción frente a la herejía y la inmoralidad, lo que comprometía su integridad espiritual y su relación con Dios.[8]
La advertencia a Tiatira
El pecado de la iglesia de Tiatira fue tolerar a una mujer llamada Jezabel, quien decía ser profetisa y engañaba a los creyentes para que cometieran fornicación y consumieran alimentos ofrecidos a ídolos. La referencia a Jezabel evoca a la esposa del rey Acab, quien promovió la adoración de dioses paganos. La mujer que estaba en la dirección de la iglesia los estaba llevando a la apostasía. A pesar de las advertencias, Jezabel se niega a arrepentirse, lo que resulta en un juicio severo para ella y sus seguidores si se niegan a arrepentirse. Algunos en la iglesia podrían haber caído en engaños, pero los creyentes leales son instados a resistir y aferrarse a la verdad de las Escrituras.[9]
La advertencia a Sardis
Esta iglesia parecía ejemplar, con mucha reputación y reconocida entre la sociedad, pero Cristo señala la debilidad de esa congregación. A pesar de la reputación, actividades y dinamismos, solo tenía la apariencia de ser una iglesia buena. Por más impresionantes que fueran los cultos, proyectos y el poder que irradiaba, no tenía vida; estaba muerta: «Tienes nombre de que vives, pero estás muerto» (3:1). Dios no encontró en ellos obras completas; todo era imperfección. En Sardis, cumplían con las actividades y costumbres cristianas, pero no se esforzaban en crecer hacia la imagen de Cristo; no proyectaban un amor genuino hacia los que necesitaban a Cristo, y no compartían su fe.[10]
La advertencia a Laodicea
La carta a la iglesia de Laodicea (3:14-22) destaca la tibieza espiritual de la congregación; tenía complejo de ser rica y autosuficiente, pero en realidad es descrita por Cristo como desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda. La ciudad donde estaba sentada la iglesia era próspera y estratégica; había rechazado ayuda tras un terremoto, lo que refleja su orgullo. Laodicea representa una advertencia sobre la autosuficiencia espiritual y la necesidad de reconocer la dependencia de Dios.[11] Parecía una iglesia rica, pero que estaba lejos del Salvador, que estaba necesitada de su Señor y de su salvación.
Ahora que se han estudiado los pecados de estas iglesias, es importante reflexionar y hacer un autoexamen para saber en qué posición se halla la iglesia moderna. Al igual que estas congregaciones que eran contemporáneas con dificultades y pecados diversos, así se encuentra la iglesia moderna luchando. Dadas las tentaciones y pecados que rodean a las congregaciones, se deben estudiar los testimonios de estas siete iglesias como advertencias de lo que puede llegar a suceder si se olvida la santidad.
CONCLUSIÓN
Las siete iglesias en Asia Menor fueron tan diferentes la una de la otra como sus alabanzas y sus pecados que fueron juzgados por el Señor. Tales diferencias muestran la diversidad que puede haber en un mismo periodo y en muy poco territorio donde habitan las iglesias. Al escuchar la voz del Señor exaltando las capacidades de cada una de ellas, las iglesias modernas deben encontrar un modelo o una meta que cumplir para exaltar el nombre del Señor Jesucristo.
Se deben observar los pecados que se cometieron para mantener una actitud de constante alerta y una constante revisión de la vida espiritual de la congregación. Es necesario que los creyentes de la actualidad no se llenen de orgullo pensando que estos pecados no van a estar o no están presentes en sus congregaciones. Puede ser que se encuentren, pero han sido ignorados, por lo cual se requiere humildad del estudiante para hacer una exégesis completa y más amplia de lo que este texto presenta, para que halle en el estudio de este texto la advertencia que el Señor tiene para su propia congregación y sobre todo para su propia vida como cristiano. Por lo tanto, se anima a que se tomen en cuenta las referencias aquí citadas y se explore la profundidad que se encuentra en estos dos capítulos del libro de Apocalipsis.
[1] Warren W. Wiersbe, Victoriosos en Cristo: Estudio Expositivo de Apocalipsis (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente, 2013), 20.
[2] Bob Utley, El Apocalipsis: Esperanza en tiempos difíciles—El telón final, ed. Patricia Cabral y Gisela Ramos, trad. Walt Emerson Morgan Downs, Comentario del intérprete bíblico (Marshall, TX: Lecciones Bíblicas Internacional, 2015), 26.
[3] H. D. M. Spence-Jones, ed., Revelation, The Pulpit Commentary (London; New York: Funk & Wagnalls Company, 1909), 61.
[4] Michael Wilcock, The message of Revelation: I saw heaven opened, The Bible Speaks Today (Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1986), 48.
[5] Daniel L. Akin, Exaltación de Jesús en Apocalipsis, ed. David Platt, Daniel L. Akin, y Tony Merida, Comentario Expositivo Cristocéntrico (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2022), 39.
[6] Paige Patterson, Apocalipsis, ed. E. Ray Clendenen, vol. 18, Nuevo Comentario Americano del Nuevo Testamento (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2021), 37.
[7] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento: Apocalipsis (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2004), 133.
[8] John MacArthur, Apocalipsis, trad. Luis Bernal Lumpuy, vol. 1, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento (Grand Rapids, MI: Portavoz, 2010), 97.
[9] Akin, Exaltación de Jesús en Apocalipsis, 29.
[10] Stanford Orth, Estudios Bı́blicos ELA: La consumación de los tiempos (Apocalipsis) (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A. C., 1998), 35.
[11] Patterson, Apocalipsis, 122.
Bibliografía
Akin, Daniel L. Exaltación de Jesús en Apocalipsis. Editado por David Platt, Daniel L. Akin, y Tony Merida. Comentario Expositivo Cristocéntrico. Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2022.
Kistemaker, Simon J. Comentario al Nuevo Testamento: Apocalipsis. Grand Rapids, MI: Libros DesafÌo, 2004.
MacArthur, John. Apocalipsis. Traducido por Luis Bernal Lumpuy. Comentario MacArthur del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI: Portavoz, 2010.
Orth, Stanford. Estudios Bı́blicos ELA: La consumación de los tiempos (Apocalipsis). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C., 1998.
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Wilcock, Michael. The message of Revelation: I saw heaven opened. The Bible Speaks Today. Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1986.
