Por que esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, ustedes hagan enmudecer la ignorancia de los hombres insensatos. Anden como libres, pero no usen la libertad como pretexto para la maldad, sino empléenla como siervos de Dios. Honren a todos, amen a los hermanos, teman a Dios, honren al rey. 1 P 2:15–17.
La razón por la que los creyentes deben estar sujetos a las autoridades es para que los que critican no tengan razones válidas para hacerlo y sus bocas sean cerradas por el buen testimonio de los cristianos. Es necesario que los cristianos tengan buen testimonio en la comunidad, aunque no sean los más amados, que no tengan acusación alguna.
Pedro está instando a los creyentes a que tengan una buena conducta en medio de los incrédulos, que den testimonio de Jesucristo y, para ello, es importante entender la libertad que el creyente tiene. La libertad de que goza es del pecado y su condena, la ley y la maldición, de satanás y su esclavitud y del poder que ejerce este mundo sobre los creyentes.
Ahora que ya entienden la libertad en Cristo, no deben usarla como pretexto para cosas pecaminosas, ni para rebeldías. El creyente no debe usar la libertad como pretexto para darle rienda suelta a la carne (Gá 5:13), porque el que hace pecado esclavo es del pecado; si la libertad no nos puede conducir a la santidad, entonces esclavos del pecado es quien lo comete (Ro. 6:16–22).
Ahora que son libres, tienen una obligación espiritual, moral y social con los que los rodean, el creyente tiene una serie de obligaciones, de las cuales Dios demandará a cada uno.
- En esa libertad deben procurar honrar a todos, no andar deshonrando, maltratando, calumniando a nadie, no menospreciando al prójimo (Stg. 2:1–9)
- El creyente debe ser conocido por amar a los otros creyentes; debe dar testimonio del amor que le ha sido concedido en Cristo amando (Jn. 13:34–35).
- En esta libertad, el creyente debe vivir bajo el temor de Jehová, debe vivir una vida agradable delante de Él, adorarle cualquiera que sea la situación (2 Ti. 1:12). La libertad es para que cada creyente dé testimonio de la gracia de Dios, lo honre y lo glorifique en todo momento.
- Por último, la libertad debe llevarnos a honrar a los gobernantes, someternos a ellos con gozo, porque son puestos por Dios, pagar tributos.
Todo esto para que el mundo pueda ver la luz de los creyentes, su buen andar y sus buenas obras y den gloria a Dios (Mt. 5:14–16).
