Bienaventuranzas
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La verdadera dicha
Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo Su boca, les enseñaba, diciendo: “Bienaventurados” – Mt 5:1–2. Qué hermoso es saber que el primer sermón registrado de nuestro Señor comienza con palabras de gracia. En medio de un mundo que corre tras…
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