Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a los falsos profetas, porque mayor es Aquel que está en ustedes que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye. 1 Jn 4:4–5.
La segunda característica de estos falsos maestros es que el mundo los oye, es impresionante las multitudes que siguen a los falsos maestros, algunos se atreven a llamarse Jesús hombre y engañan a sus seguidores. Además de eso, se han descubierto atrocidades que han hecho y como captan seguidores para hacerlos ciegos para que no puedan ver los errores que cometen. Esto sucede porque le hablan al mundo y el mundo los oye, hablan para deleite de sus seguidores, pero la iglesia no puede oírlos.
Los creyentes estamos seguros en Cristo, se pueden levantar falsos maestros, persecución y muerte, pero la Iglesia prevalece por el poder que hay en Jesús, el Hijo de Dios. Juan ya ha declarado como es que vencemos al mundo, por la unción del Dios en nosotros (1 Juan 2:20, 24, 27). Ningún engaño satánico podrá quitarles el don de la vida a los creyentes en Cristo (Jn. 10:28–29), nadie tiene esa autoridad.
Puede que el creyente se sienta abrumado y preocupado por muchas cosas, pero los falsos maestros y sus enseñanzas no lo mueven de la roca que es Cristo (Ro. 1:16–17) su vida está segura por el poder del Evangelio, porque esta gracia estaba destinada desde antes de la fundación del mundo (Col. 2:20–23).
No es de extrañar que en la actualidad haya tanto falso maestro que arrastra a las multitudes, hablan al mundo y el mundo los oye, pero los creyentes no nos dejamos impresionar por estas obras satánicas, sus señales y prodigios. Nosotros esperamos de los cielos al salvador Jesús, quien nos limpió y nos lavó de nuestros pecados, ya puede descender fuego del cielo, ver muertos caminando o el mundo destruyéndose que nuestra fe debe seguir segura en Él. Para poder aferrarnos a Cristo debemos conocerlo, amarlo más, tener comunión íntima con su persona, cuando lo conozcamos de verdad, ninguna obra extraordinaria del engañador nos sorprenderá.