LA ELECCIÓN COMO MEDIO DE SALVACIÓN.

bible, book, pages, open, reading, open bible, bible reading, bible study, chapters, psalms, religion, faith, bible, bible, bible, bible, bible, book

Introducción

Desde hace mucho tiempo la discusión de la soberanía de Dios en la vida de los creyentes y en su salvación ha estado presente. Esta discusión no nace con la iglesia, por lo tanto, no es raro que perdure hasta el día de hoy. En este ensayo solo se mostrarán algunos aspectos de la elección divina que pueden ayudar a quienes luchan con esta. Se revisará en ella una serie de pasajes y abordará algunos temas históricos que ayudarán a quienes buscan información.

Las Escrituras están llenas de la evidencia necesaria para rastrear la elección divina desde antes de la fundación del mundo y llevarla hasta el final de los tiempos. De manera que Jehová se ha revelado a sí mismo como un Señor soberano, con un plan perfecto, libre de errores y que cumplirá; para ello ha predestinado todo y eso es necesario entenderlo para entender el eterno plan de redención en Cristo Jesús.

Este texto introducirá el tema y varias aristas de este; por lo tanto, el estudioso de las Escrituras deberá ahondar más en ellos y tomar este solo como una muestra de este gran tema. Apoyándose en las citas bibliográficas y en su propia investigación, podrá llegar al conocimiento profundo de esta doctrina.

La elección

El verbo elegir que se usa en el Nuevo Testamento no es muy difícil de interpretar, ya que la única explicación que tiene es esta: «Seleccionar significa, en la voz media, elegir para sí». Pablo usa esta palabra para hablar de los creyentes en Cristo (Ro 8:33, cp. Col 3:12). Entonces la elección está íntimamente relacionada con la salvación; los creyentes han sido salvados por la elección soberana de Dios. Es importante que se entienda la obra redentora como un don de Dios (Ef 2:8-9); el ser humano no ha intervenido en lo absoluto en ello, porque la salvación tiene un aspecto eterno; este tema se desarrollará más adelante. Por ahora es necesario comprender que la salvación le pertenece en todas sus dimensiones al Señor.

La discusión histórica de esta doctrina

La discusión de la elección y la predestinación no es algo nuevo; la más recordada es la que inició en los tiempos de los gigantes de la Iglesia, Agustín versus Pelagio. Agustín sostuvo la elección de Dios, ya que el ser humano es incapaz de escogerlo a Él por causa del pecado. Aunque es cierto que en esta época es cuando se discute abiertamente de la soteriología y de las implicaciones del pecado en los humanos, ya había grupos que discutían este tema antes y durante la vida de Cristo.

Los esenios afirmaban un tipo de determinismo, lo que significa que el ser humano está programado para una actividad particular, a obrar y actuar de una manera que ya está determinada y de la que no puede escapar. Los saduceos hacían énfasis en el libre albedrío, mientras los fariseos mantenían una posición equilibrada entre los dos. Esta doctrina ha sido estudiada y discutida a lo largo de muchas épocas y muchos creyentes han dedicado muchos días a enseñarla y a defenderla. La discusión se ha alargado por todos los tiempos; en 1580 la doctrina de la predestinación tomó forma; sin embargo, hasta el día de hoy no ha acabado la discusión. Por lo tanto, en este ensayo se tomará la postura reformada y se mostrarán versos de las Escrituras que enseñan esta verdad.

La elección en el Antiguo Testamento.

En el Antiguo Testamento se emplea los términos de diferentes maneras, pero en todos es Dios quien elige. Dios escogió a diferentes personas para cargos específicos o para cargos y tareas que les fueron otorgados por soberanía. Escogió a Moisés para liderar la nación de Israel (Nm. 16:5–7) y a Zorobabel (Hag. 2:23). Escogió Dios a una tribu como colectivo de sacerdotes (Dt. 18:1–5; 21:5; 1 Cr. 15:2), además de a hombres individualmente para ser sacerdote (1 S. 2:27–28). Escogió Dios también a los reyes de su pueblo (Dt. 17:15; 1 S. 10:24; 1 Cr. 28:4–6; 29:1) y determinó a otros hombres para el cargo de profeta (Jer. 1:10). Sobre todo esto, escogió a su Hijo como salvador de los elegidos (Is. 42:1).

Como es notorio en los pasajes anteriores, Dios ha escogido desde la antigüedad a diversas personas para realizar tareas, cargos y, por último, la salvación en Cristo Jesús. Nadie puede negar que ha escogido desde la misma fundación del mundo a personas para llevar a cabo Su plan de salvación y para darles a los hombres salvación. Es importante notar que Dios escoge por motivos propios, es decir, que escoge porque de Sí mismo ama y decide amar a quien le place (Dt. 7:7). A diferencia de lo que dicen los falsos maestros, Dios nunca escoge a partir de la bondad o el buen actuar de las personas que le siguen, porque las mismas escrituras declaran que no hay hombre bueno (Ecl 7:20).

La elección de Israel

Algunos pasajes que muestran a Dios escogiendo a Israel como su pueblo son Deuteronomio 7:6-11, que dice Israel es el pueblo escogido del Señor. Salmos 135:3-14 dice que Dios escogió a Israel por posesión suya. Isaías 42:6-7 dice que Dios llamó a Israel en justicia, y lo pondría por pacto del pueblo y por luz de las naciones. De manera que también hay elección colectiva, un pueblo suyo. Además, como pueblo suyo, Dios tiene un plan eterno, un plan de redención y vida eterna.

En el libro de Nehemías se encuentra una oración que resume bien el plan de Dios (9:7-8) La oración se centra en varios aspectos de la vida de Abraham. Dios llama a Abraham de una tierra pagana (Ur de los caldeos). Dios le cambió su nombre, e hizo un pacto con él para dar la tierra a sus descendientes. Además, le dijo que le daría una tierra propia. La tierra estaba habitada por cananeos, pero toda la tierra pertenece a Abraham por la promesa de aquel que es dueño del mundo entero. La razón por la que Dios cumplió su pacto es su justicia, no porque le debiera a Abraham, sino porque había hecho juramento con Él desde el Génesis 12. Ya que Dios escogió a Abraham y a su descendencia, nadie podrá sacarlos jamás del pacto, son cautivos de la esperanza (Zacarías 9:12). La única razón por la que Israel no pereció después de tanto pecado es que el mismo Dios los había escogido para siempre.

Dios reivindica su derecho divino a mostrar su misericordia y compasión a quien él quiera; las escrituras también dicen que es lícito al dueño hacer lo que quiera con sus pertenencias (Mt 20:15). La Biblia está plagada de textos que exaltan la soberanía de Dios para escoger, para tener misericordia y para juzgar a todos aquellos que lo rechazan. Habrá falsos maestros que quieran negar que esta verdad se puede rastrear desde el Antiguo Testamento. Quienes quieren negar esta doctrina vista en el Antiguo Testamento niegan también el poder de Dios para dirigir a su pueblo a la salvación y para rescatar a su pueblo. Sin embargo, en todo el relato del Antiguo Testamento se ve a Dios actuando a fin de cuidar y liberar a su pueblo de los enemigos y rescatarlo de las diferentes circunstancias que lo rodean a fin de preservar su pacto hecho con Abraham.

 La elección en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento también hay un énfasis en la elección libre de Dios para salvación; está limitada a los hombres, solo a ellos. Cuando Pablo usa el verbo en voz media, «ἐκλέγω» significa «hacer una elección», lo cual indica que la decisión de Dios fue hecha libremente y por Sus propios propósitos (1 Corintios 1:27–28; Efesios 1:4). Hay un texto en la segunda epístola a los Tesalonicenses que profundiza aún más en el tema: «Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad» (2:13). Este pasaje da a los creyentes de esta ciudad un contexto de su salvación: ha sido Dios el que los ha buscado desde el principio, desde antes de la fundación del mundo. Para que ellos fueran adoptados por medio de Jesucristo.

En el libro de Hechos se encuentran otros pasajes claves en cuanto a la elección. Dios expone, a través del escritor Lucas, que a la iglesia eran añadidos los que de antemano estaban ordenados para salvación (Hechos 13:48); también se dice de Pablo que fue un elemento escogido para el servicio del evangelio (Hechos 9:15). También el libro de Apocalipsis dice literalmente que algunos no fueron inscritos en el libro de la vida, lo que significa que algunos lo fueron, y la razón sigue siendo la soberanía de Dios (Apocalipsis 13:8; 17:8). Todos estos pasajes son claves para entender que la elección no es una doctrina inventada por el hombre. No hay otra forma de ser salvos más que la elección divina.

La elección solo por gracia

Un aspecto importante de la elección: los que son elegidos lo han sido por gracia, no por mérito propio; son elegidos para mostrar la gloria y el poder de Dios (1 Corintios 1:27–28; Santiago 2:5). Fueron escogidos antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), de manera que nadie puede jactarse de haber hecho algo para merecerlo y porque son elegidos. Todo lo contrario, la Biblia habla de una elección, de lo más vil e insignificante.  Sproul en su libro Escogidos por Dios resume la elección de la siguiente manera:

Desde toda la eternidad, Dios conoció de antemano a sus elegidos. Él tenía el concepto de su identidad en Su mente antes de crearlos. No solo los conoció desde siempre en el sentido de tener el concepto previo de su identidad personal, sino que también los conoció en el sentido de amarlos. Debemos recordar que cuando la Biblia habla de “conocer”, distingue a menudo entre una simple consciencia mental de una persona y un profundo e íntimo amor de la persona. pg 95

De alguna manera, en el previo conocimiento de Dios, ya los creyentes que no habían nacido tenían una comunión íntima con Él; esto es un misterio que forma parte de la salvación. Pero también dan seguridad a aquellos que confían en Dios; pueden confiar en que su plan eterno se está llevando a cabo.

Dios escogió a los santos y al cordero desde antes de la fundación del mundo.

En la primera epístola de Pedro se encuentran dos detalles que ayudarán a esclarecer el plan eterno de Dios en la salvación.  Primero los creyentes son elegidos, significa que Dios ha escogido a los lectores (V1) según la presciencia de Dios, lo que se puede traducir como «Conocimiento previo, propósito» Dios no escogió al azar, lo tenía en su conocimiento previo para un propósito mayor, la exaltación de Cristo. Los creyentes ahora gozan del favor y del amor de Dios, ha escogido a su propio pueblo. “Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos” (Mt. 22:14). Ahora como pueblo escogido tienen un propósito: «Pero ustedes son pueblo escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las virtudes de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa» (2:9).

Dios escogió a Cristo desde antes de la creación del mundo (1 Pedro 1:19–20), A Dios el mundo nunca se le fue de las manos, antes que Adán fuese ya había un Cordero listo para la expiación y la salvación de aquellos que también serían elegidos pueblo de Dios. La designación de Cristo en la eternidad y su aparición en el tiempo tienen un solo propósito: redimir a los creyentes. Pedro escribe a los creyentes que esto ha sucedido por amor a ellos. Todos los creyentes de todos los tiempos deben entender que el plan de Dios es superior a ellos.Dios no destinó a Cristo como salvador, porque Adán pecó, lo designó para adoptar a aquellos que iba a elegir para su plan redentor, para darles vida (Jn 3:16) y para hacerlos pueblo suyo y ser el Dios de ellos. La elección es una realidad porque está desde antes de la fundación del mundo, el cordero preparado y los redimidos con Él.

Conclusión

Dios ha escogido salvar a unos hombres desde antes de la fundación del mundo, no fue un plan b que Él tenía en caso de que el hombre pecara. Hay que aceptar que el Señor soberano sobre los cielos y la tierra tiene el control de todo, incluyendo la salvación. El pueblo escogido por Dios guiado por grandes profetas y hombres santos, se desviaron; si Jehová no hubiese sido fiel a su pacto, todos hubiesen perecido. Lo que la Biblia claramente enseña es que el hombre no puede ser salvo por ninguna obra que realice, esto incluye escoger a Dios.

Los cristianos, además de saber esto, pueden descansar en que su salvación está segura, ya que al no depender de hombres, ni de sus deseos o buenas obras, siempre estará resguardada en el decreto eterno de Dios. Si fueron elegidos antes de la fundación del mundo, los creyentes serán guardados hasta el día final, esto es, la gracia redentora.

Esta doctrina discurre a lo largo de las Escrituras y cada creyente es responsable de estudiarla y gozarse en ella. Los lectores deberán indagar profundamente este tema para que puedan gozarse en la salvación del Señor y no sean arrastrados por los falsos maestros que han querido negar el poder de Dios. Probablemente la discusión de esta doctrina se alargará por muchos años más, pero en la actualidad los creyentes deberán estar listos para presentar defensa de la fe a quienes la demanden.


 

Bibliografía

Brown, Raymond. The Message of Nehemiah: God’s Servant in a Time of Change. Editado por J. A. Motyer y Derek Tidball. The Bible Speaks Today. England: Inter-Varsity Press, 1998.

González, Justo L. Historia del cristianismo: Tomo 1. Miami, FL: Editorial Unilit, 2003.

Kistemaker, Simon J. Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Pedro y Judas. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1994.

MacArthur, John, y Richard Mayhue. Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica. Traducido por Loida Viegas Fernández y Juan Terranova. Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2018.

Ryrie, Charles Caldwell. Teologı́a básica. Miami: Editorial Unilit, 2003.

Sproul, R.C. Escogidos por Dios. Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2002.

Sproul, R.C. Las grandes doctrinas de la Biblia. Miami, FL: Editorial Unilit, 1996.

Tuggy, Alfred E. Lexico griego-español del Nuevo Testamento. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003.

Utley, Bob. El libro de los Hechos: El Historiador Lucas. Editado por Patricia Cabral y Gisela Ramos. Traducido por Summer Palmer. Comentario del intérprete bíblico. Marshall, TX: Lecciones Bíblicas Internacional, 2015.

Utley, Bob. Tópicos del Nuevo Testamento. Comentario del intérprete bíblico. Marshall, TX: Lecciones Bíblicas Internacional, 2015.

Vine, W.E. Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo. Nashville: Editorial Caribe, 1999.

Walvoord, John F., y Roy B. Zuck. El conocimiento bÌblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 3: 1 Reyes-Ester. Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 1996.