La inerrancia de las escrituras

Avatar de Dennis Urbina

La inerrancia de las Escrituras es un tema de fe, las personas hoy se ven llenas de temores por las circunstancias que los rodean y no pueden ver con seguridad a Dios ni a sus promesas porque no creen en su Palabra, sus promesas le son ajenas y no ven esperanza alguna en ellas. Lo que Dios ha dicho es verdad y no contiene errores, pensar que las Escrituras contiene error es sinónimo de decir que Dios es falible, de ahí la necesidad de enseñar acerca de este tema, para luchar contra esta herejía disfrazada de ciencia

Para poder tener esperanza hay que creer que todo lo que Dios ha dicho es verdad, en este documento se estudiará una serie de pasajes para demostrar la verdad de la inerrancia de las Escrituras y la importancia que tienen en la vida y en la fe de los creyentes en Cristo Jesús. Este texto no busca ser exhaustivo en contenido, pero al menos dotará a los creyentes de herramientas para que encuentren esperanza si realmente depositan su fe en las Escrituras.


Lo que la Biblia enseña

La inerrancia de las Escrituras es la doctrina que enseña que la Biblia es completamente verdadera en todas sus enseñanzas.[1] Esta doctrina es sumamente importante, ya que asegura que la Palabra de Dios revelada e inspirada es totalmente verdad y no contiene error. Sí no se reconoce el carácter inerrante de las sagradas Escrituras, tampoco se puede reconocer la inspiración, ya que Dios no contiene error. Si se dice que las Escrituras es la Palabra de Dios entonces está totalmente libre de error y no conduce al error al hombre.

La esperanza de la Inerrancia

En primer lugar, hay que volver a la raíz, las mismas Escrituras dicen de sí ser inspiradas por Dios (2 Ti. 3:16), además enseñan que la obra de la inspiración es una obra del Espíritu Santo (2 P. 1:20–21). Es lógico pensar en que la inerrancia de las Escrituras depende de que son en verdad la Palabra de Dios y de esto da testimonio la misma Biblia al recurrir a la frase “así dice el Señor”. Pablo asegura vehementemente que el Padre es el Dios “que no miente” (Tit. 1:2). Cristo es la verdad (Jn. 14:6). El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad (Jn. 14:17; 15:26; 16:13; 1 Jn. 5:6). Juan también consigna la afirmación de Jesús en el sentido de que la Palabra de Dios “es verdad” (Jn. 17:17). [2]

Ya que Dios es Dios de Verdad, Cristo es la Verdad, el Espíritu es la Verdad y la Palabra es Verdad, hay que concluir que la Biblia es cien por ciento verdad y que no contiene error. Es ilógico pensar que la fuente de las Escrituras son verdad y no pueden decir o hacer mentira y a la vez decir que lo que ellos han dicho no es cierto. Por lo tanto, las Escrituras mismas dan testimonio de ser inerrantes.

La veracidad de Dios.

La Biblia es enfática al decir que Dios no miente. Los hombres que creen en la Palabra de Dios pueden estar seguros de que no hay error en ella, porque provienen de un Dios veraz. Dios “no miente” (Tito 1:2). “Es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18). Palabra de Dios “es la verdad” (Juan 17:17). Si alguien anuncia algo diferente debe ser considerado bajo maldición (Gálatas 1:8). Los creyentes pueden creer al igual que los Apóstoles en los Escritos del Antiguo Testamento y en los profetas (Hechos 24:14). Jesús enseñó que la Palabra de Dios es verdad absoluta (Juan 17:17), los salmos dictan lo mismo (Salmo 119:43,86,142,160). Dios no miente y sus palabras son fieles y rectas (El Salmo 33:4), Samuel recuerda que todas las palabras de Dios son verdad (2 Samuel 7:28).[3]

Todos estos textos nos enseñan que los creyentes pueden tener paz en las verdades de la Biblia, porque ellas dan testimonio de ser verdad y a la vez Dios muestra su veracidad al cumplir sus promesas eternas en las Sagradas Escrituras.


La esperanza de la Inerrancia

La inerrancia de las Escrituras se atribuye solamente a los escritos originales o autógrafos, los cuales ya no existen, en otras palabras las traducciones modernas no están libres de error. Hay buenas traducciones hoy que Dios ha conservado y los creyentes cristianos en las traducciones modernas de la Biblia descansa firmemente en la creencia de la infalibilidad de los escritos originales. [4]

La conservación de la Palabra de Dios

Los creyentes pueden estar seguros de estar leyendo la Palabra de Dios, siempre y cuando tenga el suficiente discernimiento para escoger una buena traducción. La Biblia siempre dirá la verdad y es la Palabra de Dios en todo sentido (Juan 17:17). Dios está comprometido en preservar su Palabra y hablarle a su pueblo, al tener copias tan cercanas a la autógrafa hay esperanza de tener la verdadera inspiración.

Sin embargo, las copias que hoy tenemos no están bajo el paraguas de la inerrancia, Dios conservó la Palabra en la autógrafa a fin de que hoy la humanidad tuviese acceso, pero no significa que en el transcurso de las diferentes versiones no haya variaciones importantes. Para esto el estudioso de la Biblia debe dedicar tiempo al estudio de los idiomas originales o en su defecto tener un buen criterio para saber discriminar entre las diferentes traducciones.

Las promesas de Dios se cumplirán.

Una esperanza que tienen los creyentes que sostienen la verdad de la inerrancia de las Escrituras es que las promesas de Dios se cumplirán indefectiblemente. Si toda la Palabra es verdad y no contiene error entonces todo lo que Jehová, Cristo y el Espíritu Santo dijeron y están registrados se cumplirán. En cuanto esta verdad Cristo dijo: «Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla» (Mateo 5:18).

Entonces los creyentes pueden estar seguros al leer sus Biblias porque Jehová Dios está comprometido en conservar sus Palabras para guiar a su pueblo a la verdad, no solamente eso, la verdad de la preservación de las Escrituras y de su inerrancia le trae a los creyentes confianza en el cumplimiento de todas las promesas hechas por Dios. Un creyente que no cree en la inerrancia es un creyente sin esperanza y sin certezas de su futuro y aun de su salvación, solo creyendo vehementemente en la inerrancia alguien puede estar seguro de su salvación y la promesa de vida eterna en Cristo Jesús.


Conclusión

La inerrancia de las Escrituras es una piedra fundamental en la fe cristiana, si se pone en tela de duda la veracidad de lo que Dios ha dicho nada de lo que han creido por generaciones los santos tiene sentido. Un creyente que se desprende de esta doctrina se condena a sí mismo a vivir sin esperanza, sin promesas.

Los cristianos están obligados por medio del Espíritu Santo a defender la verdad de Dios, a enseñarla y a protegerla, hoy muchos atacan la veracidad de las Escrituras y cada vez crece más el eseptisismo entre los mal llamados circulos cristianos. Ninguno que diga no creer en la inerrancia de las Escrituras puede llamarse cristiano, porque ha puesto su fe en Dios en duda. Si la Biblia contiene errores, entonces es en vano que creemos en Cristo, en sus promesas y en la vida eterna, cualquier cosa se puede poner en tela de duda.


BIBLIOGRAFÍA

[1] Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trad. Beatriz Fernández, Segunda Edición, Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Clie, 2008), 247.

[2] John MacArthur y Richard Mayhue, Teología Sistemática: Un estudio profundo de la doctrina bíblica, trad. Loida Viegas Fernández y Juan Terranova (Grand Rapids, MI: Portavoz, 2018), 112.

[3] Brian R. Keller, La Biblia: La Palabra inspirada e inerrante de Dios, ed. Curtis A. Jahn, Tercera edición, Enseñanzas de la Biblia Popular (Milwaukee, WI: Editorial Northwestern, 2002), 26–27.

[4] Philip Wesley Comfort y Rafael Alberto Serrano, El Origen de la Biblia (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2008), 43.