La seguridad en la oración

man holding his hands on open book

Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. Esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. 1 Jn 5:13–15

La gracia de la salvación en Cristo es el mejor regalo que cualquier ser humano puede tener: la vida eterna y la redención, la paz de ser perdonado y vivir anhelando la eternidad con Dios. Ahora que los creyentes en Cristo tienen esta esperanza, es bueno que tengan con ella los frutos de la salvación. Uno de estos es que podemos pedir confiadamente a Dios por nuestras necesidades y Él nos oye.

Ahora el creyente tiene esa confianza de ser oído por Dios, tiene la certeza de tener esa libertad de llegar hasta su santa presencia con las necesidades que le aquejan, con las incertidumbres que lo agobian y que serán respondidas sus oraciones. Como hijos, podemos acercarnos a su trono de gracia (He. 4:16).

La esperanza es que nos responde y que nos da lo que necesitamos, si pedimos conforme a su voluntad; esto quiere decir que el creyente sabe, entiende cuál es la voluntad de Dios para su vida y pide lo necesario para ejecutarla. Quien permanece en Jesús pide con conciencia de buscar su gloria (Jn 15:7), pide todo para que su Nombre sea exaltado, porque una de las cosas que implica orar en la voluntad de Dios es confesarle pecado y apartarse de Él (Sal 66:18).

Una de las tentaciones que hay que evitar son las oraciones para nuestro deleite, pedir a Dios cosas que no traen gloria a su Nombre, porque entonces no recibiremos nada (Stg. 4:3). Dios no ha cerrado su mano para  darnos lo que necesitamos, simplemente no pedimos conforme a su voluntad (Jn. 16:23b–24).

Cuando la delicia del corazón del creyente es el Señor, el Espíritu mismo los guiará a pedir todo para la gloria de Dios, porque ese será el anhelo de aquel que se deleita en su Señor (Sal. 37:4). Cuando Dios sabe que lo queremos glorificar en algo y que lo pedimos para honrarlo, definitivamente nos oirá y nos dará respuesta. Una característica de quienes se deleitan en el Señor es que, no importa cuál sea la respuesta a sus oraciones, ellos están contentos y están agradecidos porque su razón de ser es la adoración a Dios. ¿Cómo está nuestra vida de oración? ¿Sirve para glorificar a Dios?

No importa la circunstancia, lo más importante es que nos dediquemos a exaltar a nuestro Señor y Él añadirá todas las cosas que necesitemos. «Pero busquen Su reino, y estas cosas les serán añadidas» Lucas 12:31.