Las pruebas reflejan dónde está nuestro corazón Prt 2

A large body of water surrounded by trees

Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte. Stg 1:2–4.

Santiago insta a los creyentes a no perder el gozo en medio de las pruebas, de hecho, los llama a tener gozo, gozo completo en medio de las pruebas, literalmente. Las Escrituras constantemente nos hablan del gozo, Pablo dice que el gozo es parte del fruto del Espíritu (Gá 5:22). Por lo tanto, un creyente va a tener mayor o menor gozo dependiendo de qué tan abundante esté su corazón del fruto del Espíritu.

Dios manda a los creyentes a estar siempre gozosos (1 Tes 5:16), lo que significa que el gozo no debe depender de las circunstancias, el gozo debe existir aún en medio de la tristeza. El gozo es una actitud personal, una decisión consciente de dejar actuar el poder y el fruto del Espíritu en mi vida a pesar de mis circunstancias, lo que nos deja en evidencia. Muchas veces nosotros mismos como creyentes perdemos el gozo porque conscientemente nos dejamos absorber por los problemas; es en los problemas y en medio de las dificultades que debemos dejarnos absorber conscientemente por el gozo del Señor.

Dios no nos pide algo que no podemos hacer porque estar gozosos no depende de nuestro poder, de nuestras energías, no hay que irlo a buscar por la calle. El gozo proviene de su eterno poder mediante el Espíritu que ahora mora en nosotros. Una buena teología del gozo nos harán pensar mejor en medio de las dificultades, nos haría depender del poder de Dios y descansar en Él.

Por supuesto, el gozo del Señor está ahí, está en nosotros; solo debemos desarrollar el hábito de la dependencia de esa parte del fruto del Espíritu. Ahora bien, el gozo se nos da para que podamos depender y reposar confiadamente en la soberanía de Dios, entendiendo que el control absoluto está en sus manos. Las pruebas que pasamos en la tierra tienen como fin la exaltación de Cristo en nuestras vidas y la transformación de cada uno de nosotros a su imagen. Así que, sabiendo esto, podemos tener gozo en cada día de nuestras vidas, hallan dificultades o no; el gozo del Señor debe fortalecernos. Y si usted siente la causa perdida, recuerde lo que dijo el profeta, momentos antes de ver la destrucción que venía sobre la ciudad.

Aunque la higuera no eche brotes, Ni haya fruto en las viñas; Aunque falte el producto del olivo, Y los campos no produzcan alimento; Aunque falten las ovejas del redil,  Y no haya vacas en los establos. Con todo yo me alegraré en el Señor, Me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza Hab 3:17-19.

El pecado es centrarnos en nosotros y en nuestros problemas, cuando deberíamos estar concentrados en el gozo y la salvación que tenemos en Cristo y en sus ricas y eternas bendiciones.