INTRODUCCIÓN
Definir el ministerio pastoral no es tan sencillo, ya que implica una serie de elementos que son dignos de estudiar. Cuando la iglesia inició, fueron surgiendo una serie de necesidades que llevaron a la determinación de señalar cuáles eran los roles de cada uno de los ministros de la iglesia. De esta manera se separó el ministerio de la enseñanza y la predicación del servicio a la iglesia, sin anularse el uno al otro. Pero se determinó quién iba a cumplir cada uno de ellos; fue así como en Hechos capítulo seis se ve el surgimiento de lo que sería la base para la selección de diáconos en el futuro.
Por otro lado, los pastores se dedicaron a la enseñanza y al cuidado de las ovejas, por eso es necesario que la iglesia tenga una definición correcta de qué es un pastor y cuáles son sus responsabilidades principales, para que sepa cuáles son sus prioridades y cuáles son sus limitaciones. Para poder definir lo que es un pastor no solamente basta con una definición etimológica; es importante revisar los requisitos que tiene que cumplir el que desea este papel.
Este documento es una introducción a la definición del ministerio pastoral; el lector se encontrará con la base que le ayudará a emprender el estudio de este gran tema. Este documento no es exhaustivo y solo busca dar la introducción y las herramientas por medio de la bibliografía a aquellos que se quieren adentrar en este gran tema.
Definiciones
La Biblia usa varios términos para hablar de los líderes de la iglesia; los teólogos han llegado a la conclusión de que los tres términos que se utilizan, los cuales son anciano, pastor y obispo, son sinónimos del mismo servicio. Al líder principal de la iglesia se le puede conocer con cualquiera de esos títulos; es necesario tener una definición de cada una de estas palabras para comprender cómo se traslapan las responsabilidades y que una no anula a la otra. En otras palabras, se usan indiscriminadamente para hablar del mismo puesto de liderazgo en la iglesia.
Nombres que se le dan a los lideres
La Biblia usa muy a menudo los términos «presbuteroi»; estos sobresalen, por lo que parece que son los más importantes. En el Nuevo Testamento, los ancianos «presbuteroi» aparecen en la vida temprana de la iglesia, tomando su lugar junto con los apóstoles, profetas y maestros. Se relacionan con el gobierno de la iglesia local (Hch. 11:30; 21:18), pero en asociación con los apóstoles gobiernan en medio de la iglesia (Hch. 15:2, 6, 23; 16:4). Un apóstol puede ser un anciano (1 P. 5:1). Anciano es una palabra que resalta la madurez de quienes realizan esta tarea, y en muchas iglesias protestantes es el título oficial escogido para el cargo.
La palabra «episkopoi» hace referencia a una tarea de supervisar con referencias tales como inspeccionar, supervisar, cuidar de, mirar por o vigilar (los dioses); «reflexionar sobre», «examinar», «investigar» (algo). «Pastor» tiene que ver con la palabra apacentar y expresa el deber prioritario de alimentar o enseñar la verdad de la Palabra de Dios. En la Biblia estos tres términos son usados para determinar a la misma persona; no hay evidencias de que haya una distinción entre estos puestos.
Los requisitos
Quienes quieran buscar pastores para sus iglesias deben tener mucho cuidado; no deben imponer sus manos con ligereza (1 Tim 5:22, 25). Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, deben pensarlo muy bien. Dios está al pendiente de a quienes se les imponen las manos para nombrarlos pastores porque, si esa persona hace algo malo, quienes lo nombraron también son responsables. Parece haber una conexión entre la imposición de manos y la participación en los pecados de los demás; nombrar a un pastor con ligereza implica que hay responsabilidad conjunta entre el que comete las faltas y quienes lo nombraron.
Los que están escogiendo ancianos en las iglesias de hoy deben examinar con mucho cuidado a los candidatos a los requisitos que se encuentran en Timoteo (1 Tim 3:1–7) y Tito ( 1:5–9). Deben buscar estos rasgos de carácter y patrones de vida santa; no deben ser impresionados por los títulos, logros o fama. El éxito de una iglesia está en que sean dirigidos por la Palabra de Dios; para lograr esto deben tener pastores que los guíen a ella y que sean diligentes en el estudio de ella.
La Biblia recuerda que los ancianos deben ser modelos para el pueblo de Dios en sus vidas cotidianas, y esto abarca también su relación personal con Dios a través de la lectura. de la Biblia, la oración y la adoración, es decir, en sus vidas devocionales. De esto hay testimonio de Pablo, quien dijo: «Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo» (1 Co 11:1; 2 Ti 3:10-11). De igual manera, Pablo instruyó a Timoteo a ser un ejemplo «en palabra, conducta, amor, fe y pureza» (1 Ti 4:12), y le dijo a Tito: «Muéstrate tú en todo como ejemplo de buenas obras. Enseña con integridad, seriedad y un mensaje sano e intachable» (Tit 2:7-8). Así, el pastor debe seguir siendo un ejemplo para todos los miembros de la iglesia local y universal, así como para los incrédulos que lo rodean. No es opcional que sus vidas sean ejemplos para que otros sigan; es un requisito.
Los diáconos
Ha habido una fuerte confusión en torno a los diáconos; hay quienes los ponen en el círculo de los líderes de la iglesia, como quienes están al mando y al cuidado de las ovejas, por lo que es necesario hacer una mención corta acerca de ellos. Las funciones de los diáconos son diferentes a las de los pastores. Los pastores tienen funciones más diversas y generales: consejería, enseñanza, administración, amonestación y dirección, las cuales se estudiarán más adelante. Quienes son diáconos deben saber que sus compromisos son más limitados y que su deber se concentra más en servir al pueblo del Señor. No deben estar a cargo de todos los oficios eclesiásticos, al igual que el pastor no debe estar comprometido con servir a las mesas.
Como se demuestra en este texto, los usos que la palabra de Dios da para los ancianos, aunque en primera instancia parecen diferentes, hablan de la misma persona con las mismas funciones. Los pastores, por definición, son personas que llevan adelante el pueblo de Dios y lo guían, por lo cual deben tener una vida piadosa que se pueda ver en todas las áreas; quienes no cumplan con estos requisitos mostrados en la palabra de Dios no pueden ser llamados pastores. La iglesia debe tener cuidado en no traslapar las funciones de los pastores con los diáconos y de no imponer con ligereza las manos sobre aquellos que desean el pastoreado.
Responsabilidades de los pastores
Muchos anhelan el obispado y es bueno que lo hagan, pero aquellos que son llamados al ministerio tienen una serie de responsabilidades que llevan sobre sus hombros y de las cuales darán cuentas a Dios. Hay al menos dos responsabilidades que resumen todo el ministerio pastoral, las cuales son la enseñanza y la supervisión de la iglesia. En esto se resume todo el trabajo que Dios les ha delegado a los pastores; esta debe ser su ocupación y su mayor preocupación.
La enseñanza
El ministerio de enseñanza en la iglesia es fundamental porque permite que los cristianos compartan y aprendan la verdad de Dios, ayudando así a su crecimiento espiritual y al fortalecimiento de la comunidad. Jesús encargó a sus discípulos enseñar a otros, bautizarlos y guiarlos a obedecer sus enseñanzas, lo que demuestra que la educación es una responsabilidad clave de la iglesia. Este ministerio no solo se trata de transmitir conocimientos, sino también de formar a los creyentes en temas de fe y vida cristiana, como la devoción, la ética, la acción social y la evangelización.
En las iglesias no se debe disminuir el tiempo de estudio y enseñanza de la Palabra, porque los pastores son dados a la Iglesia «a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Ef. 4:12). El deber de todo pastor es hacer crecer a la iglesia; si descuida su tiempo de estudio, entonces la iglesia flaquea y es más propensa a caer. A quienes Dios ha llamado al ministerio de la Palabra deben hacer de esto su prioridad.
La enseñanza permite a los creyentes crecer en semejanza de Cristo (Ef. 4:15). La predicación tiene varios aspectos, dentro de ellos el Evangelio (Hch. 10:38–41). Los escritores de los Evangelios escribieron acerca de «las cosas que se han cumplido entre nosotros» (Lc. 1:1). La enseñanza también incluye la doctrina que hace que los creyentes crezcan y maduren en su vida espiritual (1 Co. 3:1–3), en la gracia y en el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo (1 P. 3:18). Además, incluye instrucción ética, fundada en el mandato de Cristo del amor mutuo (Jn. 13:34, 35). Y, finalmente, se trata de la enseñanza de la doctrina cristiana (Ef. 4:14).
Los apóstoles en Hechos, capítulo 6, tomaron la decisión de dedicarse a la enseñanza y a la oración; por lo tanto, ningún líder espiritual debe tomar en poco esta labor de acompañar la enseñanza con la oración. El ministerio de todo pastor son sus ovejas y, por lo tanto, debe interceder por ellas de la misma manera que debe enseñarles y guiarlas a toda la verdad. A lo largo de las escrituras se muestra donde muchas veces las falsas doctrinas están permeando la congregación y es por eso que se requiere que los líderes espirituales sean diligentes en la oración y en la enseñanza de las escrituras.
Supervisar a la iglesia de Cristo
Llegar a ser pastor, anciano o maestro en la iglesia no es poca cosa. Implica el cuidado de las almas. Los pastores y los ancianos velan por la vida espiritual de su pueblo y ejercen su ministerio ante Dios, a quien darán cuenta, una realidad extremadamente aleccionadora. Debemos dejar que nuestros líderes nos pastoreen con alegría y no con gemidos, pues de lo contrario sus labores de amor no nos sirven de nada. Obedecer a regañadientes a nuestros líderes no agudiza nuestros corazones, sino que los endurece. La palabra anciano se refiere a una posición; la palabra supervisor describe la tarea que la persona realiza. Así, los presbíteros tienen la responsabilidad de cuidar, proteger y guiar a la iglesia, cumpliendo la función de supervisión dentro de la comunidad cristiana.
En 1 Timoteo 3:5, el apóstol Pablo enseña que la responsabilidad de los ancianos es cuidar de la iglesia de Dios. Ya que a ellos se les ha delegado esta responsabilidad, también tienen liderazgo y deben ejercerlo para supervisar todos los asuntos de la iglesia local. La iglesia debe tener en gran estima a estas personas que se dedican a trabajar en predicar y enseñar la Palabra (1 Ti. 5:17). El ministerio de gobernar aparece muchas veces en las escrituras (Ro. 12:8; 1 Ts. 5:12; 1 Ti. 3:4–5, 12; 5:17). Está relacionado con esa posición de quien supervisa lo que le ha sido confiado; en este caso, la iglesia le ha sido confiada a los pastores por Cristo y ellos entonces son la autoridad terrenal y local de cada congregación. Ellos darán cuenta a Dios de lo que les fue delegado.
Desde que la iglesia comenzó, los líderes espirituales se han preocupado por guiar a las ovejas a la Palabra de Dios; ellos se han enfrascado en cuidar al rebaño y transmitir las enseñanzas de Cristo. Los líderes espirituales no deben inventar ningún ministerio; ya les ha sido dado por Dios y deben encargarse de que se haga fielmente y que las ovejas crezcan y se desarrollen a la imagen de Cristo.
CONCLUSION
El pastor es aquella persona dada a la congregación por Dios para que la dirija, la corrija, la enseñe y la guíe a toda verdad. Esto lo alcanzará solo por medio de la enseñanza de las Escrituras y dirigiendo al pueblo de Dios a esta práctica. Es responsabilidad del pastor todo lo concerniente a la enseñanza; no puede huir de ese ministerio que Dios le ha dado. Es importante entender que, por definición, el pastor está por encima de la congregación para cuidarla y protegerla. Quienes estén en busca de un pastor y quienes deseen el pastorado deben entender que esta función es central en la iglesia y que se dará cuentas a Dios; las dará el que ejecuta la acción de pastorear, como aquel que lo colocó en ese lugar. Por lo tanto, es una decisión crucial y debe hacerse con base en la definición que Dios ha dado y con los requisitos que Él pide.
La Biblia ha puesto ciertos límites y responsabilidades a los líderes espirituales. Ahora que se han establecido, el estudioso de las Escrituras debe profundizar más en este tema, buscar y analizar cada uno de los términos utilizados para que pueda entender en profundidad lo que en este documento se ha querido establecer. Se recomienda usar como base la bibliografía citada y otros textos que ayudarán a extender y profundizar este tema.
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