Los pecados que se cometen con la lengua.

man putting his finger front of his lips

Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. ¡Pues qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego! También la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida. Stg 3:5–6

Así como el caballo es gobernado por el freno, las naves por un pequeño timón, así la lengua se puede jactar del dominio del ser humano; ella parece reflejar todo lo que a los ojos es invisible, saca a la luz lo que el hombre esconde. La lengua puede jactarse de su gran poder, pero este poder, el poder de la lengua es comparado al fuego, que se esparce y es muy difícil controlarlo antes que deje grandes consecuencias.

Es impresionante la descripción que la Biblia hace de la lengua; la designa como el mundo de iniquidad. Lo que quiere decir que la lengua es capaz de rechazar lo que proviene de Dios y lo que demanda, como si de ella surgiera toda clase de injusticia y pecado; está lista para producir maldad. Cada miembro del cuerpo que Dios nos ha dado debe usarse como extensión de nuestras capacidades y está hecho para facilitarnos la vida, pero la lengua es incendiaria, está ahí causando problemas y puede llegar a convertir todo el cuerpo con sus demás miembros en iniquidad y convertirlo en un mundo hostil a Dios.

Ahora esto en la vida diaria se puede ver: «El corazón del justo medita cómo responder, pero la boca de los impíos habla lo malo» (Pr 15:28). Los impíos están planificando e incendiando todo con sus palabras (16:27); encienden pleitos (26:21), donde hay chismosos, hay contiendas (26:20). Menospreciar los pecados que se pueden cometer con la lengua es uno de los grandes problemas de la sociedad cristiana; debemos cuidarnos de estos pecados.

Porque la lengua es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida, lo que las escrituras nos dicen es que la lengua puede llegar a ser un instrumento satánico para destruir todo a su paso. La lengua tiene gran poder de destrucción; la hipocresía causa mucho daño alrededor (Sal. 55:21). Las palabras pueden aplastar el ánimo de las personas (Job 19:2).

Ante todo este mal, las Escrituras nos mandan tener conversaciones santas entre los creyentes (Efe 5:19). Este pasaje nos muestra también cómo se puede domar a la lengua «cantando y alabando con su corazón al Señor». Debemos tener un corazón adorador para que nuestra lengua también adore a Dios; de lo contrario, podemos llegar a incendiar nuestra iglesia. Cuidemos nuestro corazón y nuestra lengua para dar a Dios un culto agradable en todo.