Los que permanecen en el Evangelio han obtenido la promesa de vida eterna.

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En cuanto a ustedes, que permanezca en ustedes lo que oyeron desde el principio. Si en ustedes permanece lo que oyeron desde el principio, ustedes también permanecerán en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que Él mismo nos hizo: la vida eterna. 1 Jn 2:24-25.

Hace algún tiempo los equipos más importantes de cierto país europeo, pujaban por un jugador, el cual jugó por mucho tiempo con el equipo que lo compró, al pasar de los años le llegó una oferta a este jugador del otro equipo, del archirrival, del enemigo. La suma que ofrecieron fue suficiente para tentar al jugador. La hinchada de su equipo no lo podía creer, fue una traición, borraron todos los recuerdos de él, lo abuchearon, le tiraban billetes falsos, nunca les perteneció, aunque usó el uniforme nunca su corazón estuvo en el equipo. Lo mismo pasa con los que se visten de creyentes y luego huyen del Evangelio, su corazón nunca estuvo en Cristo, porque de lo contrario permanecerían.

El mensaje de Juan para los creyentes que están siendo bombardeados por las falsas doctrinas y los falsos maestros es que se sostengan en el Evangelio, el que oyeron desde el principio, el de Jesucristo y este crucificado (1 Cor 1:20). La promesa para quienes permanecen en el evangelio es la permanencia en el Hijo y en el Padre. La comunión íntima con Dios es lo que debe anhelar todo creyente, ya que es su deseo, la única forma es permaneciendo en el Evangelio de Jesucristo.

Los que permanecen en Cristo y en su Evangelio tienen como garantía la vida eterna y la comunión con Dios. Juan no enseña que la salvación se pueda perder, lo que enseña es que solo los que son de Cristo permanecen (Fil 1:6), porque la buena obra es terminada por Dios. Los que normalmente están saliendo de la Iglesia, esos que decían ser hijos de Dios, nunca lo fueron porque la promesa de vida eterna es irrevocable para aquellos que están en Cristo (Juan 3:36).

En conclusión el creyente tiene una prueba de su salvación, una prueba irrefutable, la cual es que Dios lo preservará en Cristo, si el mensaje del Evangelio no permanece en las personas, estás no serán salvas de la ira venidera. Pero los que por gracia son salvos, los que permanecen en Cristo porque son sostenidos por el poder del Evangelio (Rom 1:16), serán guardados sin caída para ser presentados sin manchas delante de Dios.

Y a Aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría. Judas 24