Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 1 Jn 4:1.
Cada vez que un nuevo billete es sacado por el banco central, se informa al pueblo, se enseña las características y los distintivos, los sellos de seguridad, los colores y todo lo que un usuario necesita saber. Esto se hace porque es sabido que vendrán falsificadores y querrán engañar a la gente, con eso y todo siempre hay personas que caen en el engaño y son timados, por no prestar atención a la verdad. Lo mismo pasa en la iglesia con los falsos maestros.
Los falsos maestros son una amenaza real, pero no es algo nuevo, en todas las épocas ha existido. Pero a pesar de que no es algo nuevo, sigue habiendo engañadores, engaños y engañados. (Mt. 7:15). El problema con los falsos maestros y «apóstoles» es que hacen señales y esto engaña al público que los ve, pero Dios también advirtió de esto (Dt 13:1–3), a veces Él mismo los manda para que sea manifiesto lo que hay en nuestros corazones.
Hoy han salido muchos motivadores, muchos timadores y otros comerciantes que usan la Palabra de Dios como medio de ganancia (1 Tim 6:3–5). Ahora, sigue siendo responsabilidad de cada creyente poner su mirada en el Señor para que no se deje engañar por los falsos maestros. La razón por la que hay tantos engañados hoy es porque buscan la fantasía, los milagros, las revelaciones, como si Satanás no pudiese imitarlas (Ap 16:14a).
Cuando se manifiestan estos falsos maestros, solo hay que cortejar sus enseñanzas con las Escrituras y fácilmente serán descubiertos sus engaños. Pero la necesidad de la Palabra de Dios en medio del pueblo es cada vez mayor, los cristianos pasan horas en sus trabajos, en sus redes sociales, en el cine y el entretenimiento, en los videojuegos, de manera que no tienen tiempo para la lectura y la meditación de la Palabra (2 P. 2:1–3). Con esta realidad los falsos maestros han hecho un festín con las ovejas entretenidas en el mundo.
Hermanos amados, la Biblia nos habla de los falsos maestros que se infiltran y la razón de ellos es el corazón pecaminoso que abandona las Escrituras para irse en pos de ellos. Si Su deleite no es Cristo en esta tierra, tampoco lo será en el cielo, si no ama conocer a Dios aquí tampoco en el cielo, esa es la razón por lo que muchos entre la iglesia son engañados, no tienen una vida de devoción con Dios. Debemos anhelar la verdad de Dios, amarla y vivirla y ningún engañador nos tomará porque estamos en la verdad, en Cristo.