Marcas de un creyente verdadero. Prt 2

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Si alguien se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo. Stg 1:26–27.

La Biblia nos muestra otra área donde los cristianos verdaderos deben sobresalir: el amor los unos por los otros (Jn. 13:35). Una manera de mostrar ese amor es refrenando la lengua y cuidándose de no proferir engaño contra el prójimo. Pero también es ayudar al necesitado. Santiago lo determina como la «religión pura», es decir, limpia, y «sin mancha», libre de contaminación. Esta forma de actuar del creyente es la mejor delante de Dios, porque va más allá de los labios, está en el corazón (Mt. 15:6b–8).

Visitar a las viudas y a los huérfanos; por supuesto, aquí hay un contexto de iglesia. De alguna manera, siempre había viudas que no tenían familiares, niños que quedaban sin padres cristianos por cualquier situación; estaban desprotegidos y no había becas ni subsidios, el estado no les ayudaba. La iglesia, como cuerpo de Cristo, debía ayudarles, y no ignorarlos. Es probable que se estuviera dando el caso, ya sea en la sociedad o en la iglesia. Si era en la sociedad, era lo que no había que hacer y si era en la iglesia, había que dejar de hacerlo.

Visitar tiene la implicación de cuidar o llevar para las necesidades; es una preocupación por otros, poner en práctica la provisión. Esta es la misma forma que se usa para mostrar la obra de Dios en medio del pueblo (Lc. 1:68, 78). Jesús mismo dijo que esta sería una muestra de los que decían servirle, pero no eran verdaderos (Mt. 25:35–36). La Biblia constantemente nos llama a la práctica del amor (1 Jn. 4:7–12). El que dice ser cristiano y no muestre tal compasión, tiene razón para dudar de su salvación (Jn. 13:34–35).

El preocuparnos constantemente por las necesidades de nuestros hermanos, ya sea física o espiritual, es una señal de que estamos por el buen camino. Los cristianos deberíamos estar ocupados en la ayuda mutua y el socorro los unos de los otros. No debemos perder la oportunidad de cuidar, proteger, animar a aquellos que la están pasando mal. La Biblia en este libro nos muestra un cristianismo en práctica y esta debe ser nuestra meta, poner en práctica la fe que decimos tener.