Marcas de un creyente verdadero. Prt 3

A group of people walking down a dirt road

Si alguien se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo. Stg 1:26–27.

La Biblia nos muestra otra área donde los cristianos verdaderos deben sobresalir: la pureza. Guardarse es una acción continua; es una tarea constante y continua de los creyentes. El verbo nos indica que no hay momentos para descuidarnos; el andar del creyente debe estar caracterizado por guardarse de las manchas del mundo.

Es probable que esta lucha sea tal, que nos cansemos en algún momento, que nos desanimemos, porque de alguna manera, en algún momento nos sentiremos derrotados (Ro. 7:14–25). Pero es justamente por eso, porque la guerra contra el mundo es encarnizada, que debemos luchar para guardarnos de sus manchas.

Las manchas del mundo no son más que las marcas de impiedad que contiene por causa de quienes lo habitan. El mundo odia a Jesús (Jn. 7:7); por lo tanto, odiará a los creyentes en Él. Es una incongruencia que los cristianos amen al mundo cuando este los odia y odia a su Salvador. La Biblia está muy ocupada en decirnos una y otra vez que nos guardemos en la santidad y que nos alejemos del mundo y de sus prácticas que atentan contra Cristo.

La verdadera fe tiene tres marcas señaladas por este texto: la congruencia. Un buen creyente sabe cuándo callar, sabe las cosas que debe decir y las que no, porque es santo y tiene dominio de su lengua. El amor cuida de los necesitados, los socorre en sus necesidades y la santidad se guarda del mundo y su impiedad.

El que dice ser creyente y se niega a vivir bajo estos parámetros se engaña a sí mismo; su fe no es pura y probablemente sea un falso discípulo de Jesús. Es por esto por lo que el Señor advierte de los falsos maestros y de los falsos cristianos, diciendo: «Así que, por sus frutos, los conocerán» Mt 7:20. Estos querrán venir al Señor, y les dirá: «Jamás los conocí; apártense de Mí los que practican la iniquidad» Mt 7:23.

Es tiempo de revisar nuestra fe a ver si estamos yendo por el mismo camino, por el de santidad y justicia, por el de la fe o el de la hipocresía. Dios espera de nosotros una fe sólida con frutos que den gloria a su nombre.