No se puede amar al mundo y a Dios.

shangri-la, snow mountain, kava borg

Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

1 Jn 2:15.

La luz siempre vence las tinieblas, donde hay un rayo de luz, ahí las tinieblas ceden, esto se ve al amanecer, cuando la luna se muestra, en nuestros hogares. La luz y las tinieblas no pueden convivir juntas, así como tampoco el amor al mundo y a Dios. Donde hay amor por el mundo, no puede haber amor por Dios, de manera que Él se vea glorificado

El cristiano no está llamado a vivir en una burbuja, lejos de la sociedad, está limitado y rodeado por el mundo, está en el mundo, pero no es del mundo (Jn 17:15). La oración de Jesús estaba encaminada a que los creyentes fueran guardados del maligno, pero no a que salieran del mundo. Ahora bien, el creyente vive en el mundo, está rodeado del mundo, pero no debe amarlo, no debe deleitarse en él, antes bien, está llamado a llamar a más personas a salir del sistema satánico del pecado.

Las razones por las que el creyente no debe amar al mundo, es porque el mundo aborrece a Dios (Jn 15:18; 17:14). La única razón por la que el mundo no aborrece al creyente es porque este está haciendo causa común con ellos. Justamente lo que Dios ha dicho que no se haga. Son tan opuestos el uno al otro, que el reino de Dios vencerá a las tinieblas, están en guerra (1 Jn 4:5–6; 5:4–5), el mundo aborrece al creyente (Jn 15:19).

Lo que Dios nos enseña es que el que está en la luz es aborrecido por quien está en tinieblas. De alguna manera el creyente está siendo tentado por el pecado y la carne, siendo seducido a volver, pero justamente eso es lo que debe evitar. Israel como nación y como pueblo de Dios sufrió enormes disciplinas al abandonar la ley y la santidad, el creyente no puede escapar a ese juicio divino.

Jesús mismo enseñó que nadie puede amar a dos señores «porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro» (Lc 16:13). El verdadero creyente ama a Dios y se opone al mundo, resistirá la tentación y los placeres mundanos, se olvidará de lo que ha dejado atrás por la meta que tiene por delante, es decir, Cristo.