Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano. 1 Cor 15:58
Todo el capítulo 15 nos da esperanza de la resurrección: Cristo ha resucitado, y los creyentes resucitarán también, ya que esto es una realidad absoluta e inamovible, y sus riquezas abundantes con nosotros (Ef 1:7–8). Trabajar para el Señor y su reino no debe ser una carga para ningún creyente.
La resurrección de Cristo y, por tanto, la nuestra (Col 3:1–4) deben estar constantemente impulsándonos para trabajar en su reino. Cada persona que trabaja lo hace esperando una paga que se le promete; el creyente trabaja porque se le dio un regalo que nunca podrá pagar (1 Cor 15:57).
Debemos estar inamovibles en la verdad del evangelio, gozosos en la resurrección de Jesucristo, animados porque le veremos y trabajando en su obra; es como demostramos la convicción de nuestra fe.
Nada de lo que hagamos es en vano, porque ya está asegurada la victoria, hecho está y con Cristo nos fue dada la resurrección; nuestra victoria está en verlo cara a cara. Así que no desmayemos; (He 12:1–3) cada creyente debe comprometerse a servir en la iglesia. Orar no es en vano, ofrendar, barrer, ayudar al hermano, cuidar a los creyentes o visitarlos; nada, ninguna obra que se haga para el Señor es poco, no es en vano.
Algunos creyentes no hallan ánimo en servir en la iglesia, o no encuentran el gozo en servirnos los unos a los otros; esto es, porque se olvidan de que la resurrección es nuestra por medio de Jesucristo. Si eso no es suficiente razón para gastarse hasta lo último en esta tierra para el servicio del Señor, nada lo será.